TIJUANA, Baja California, México
Actualmente se cobra 1,800 dólares por llevar caminando por las montañas a cada una de las personas que cruza. Sus principales puntos de cruce son Tecate, Mexicali y San Luis Río Colorado.
Si es por la línea, con documentos originales de otra persona, el costo es de 2,500 dólares, mientras que escondido o acompañado en un automóvil, la cuota sube a tres mil dólares.
Por eso, dice este pollero, si levantan otro muro y hay soldados en la frontera, sin duda el precio se va a elevar.
"Con la militarización y la construcción de un muro en los lugares donde actualmente está el mayor tráfico de indocumentados a Estados Unidos, como el desierto de Sásabe y toda esa zona de Arizona, el primer impacto es que cambiará la corriente migratoria de dirección, y el segundo impacto es que los coyote sí aumentarán sus precios".
"Si el cruce es fácil, el costo es menos, como era Tijuana-San Diego antes de 1994, cuando se cobraban 300 dólares, pero cuando se volvió más difícil, al dirigirse las rutas hacia Tecate y Mexicali, los precios se dispararon y llegaron hasta los 1,200 y 1,500 dólares"
Como investigador y presidente del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), Jorge Santibáñez Romellón escribió: "Por consiguiente, para el 2001 había nuevas rutas migratorias que atravesaban el estado de Sonora, y entonces ya hablábamos de polleros que cobraban hasta tres mil dólares por el trayecto. ¿Qué hizo México entonces? La respuesta es que casi nada, ni por los migrantes ni por evitar la transformación del pollerismo en crimen organizado" , criticó Santibáñez.
Las medidas aprobadas por el gobierno de Estados Unidos también afectarían a la economía informal de los pueblos fronterizos.
"Antes, el 45% de los migrantes llegaba a Tijuana, ahora ese porcentaje está muy disminuido, pero había una economía que dependía de ellos, como los hoteles de paso, los policías que extorsionaban, líneas aéreas, de autobuses, restaurantes, fondas y loncherías"
Así como le sucedió a la Zona Norte, el sitio donde todavía suelen reunirse polleros y migrantes", área mejor conocida por su famosa calle "La Cawila" (el nombre real es calle Coahuila, pero aquí se pronuncia de esa forma), le sucederá a los pueblos fronterizos de Arizona.
"Antes, por el volumen en que venían los migrantes, había muchas loncherías, pero ya desaparecieron varias", dijo. "Por eso, lugares como Sásabe [pueblo en el desierto de Sonora], asumo que se convertirán en un lugar con menos cruces... habrá nuevos puntos de referencia para cruzar y la economía que se había desarrollado ahí se va a ver afectada".
Afuera de la lonchería "Aquí te espero", en la Zona Norte, junto al hotel César donde han pasado la noche, un grupo de seis migrantes esperan al pollero. No quieren hablar. Son desconfiados. Apenas si logran decir que van para Los Ángeles. "A rifársela". Unos minutos más tarde llega su contacto. Tampoco quiere hablar con el pretexto de que trae prisa. Y se van.
Por "El Bordo" ya casi nadie cruza. Los que ahí se la pasan, de 10 a 15, son quienes no tienen dinero para pagar al coyote y no quieren arriesgarse solos por la zona de montaña. Prefieren estar ahí a ver si sale una oportunidad, pero mientras están ahí, muchos de ellos caen en las drogas, porque esa zona se ha convertido en un foco de adictos a la heroína.
"Al construir barreras se provoca que los migrantes busquen cruzar por lugares más remotos y con ello aumenta el número de muertes en la frontera. Y así es, porque así está estructurada la estrategia de la política migratoria, hay un documento que se llama National Estrategic que señala precisamente las proyecciones y cómo las corrientes iban a cambiar de dirección cuando construyeran las bardas", comentó.
A pesar de que la frontera de Tijuana está sellada, aquí sigue cruzando la droga.
"Por toda la frontera México-Estados Unidos cruza el 65% de la cocaína que llega a ese país", precisó. "Si ese volumen de droga cruza, quiere decir que en la frontera no hay control total... también 400 mil mexicanos indocumentados llegan con éxito a la tierra prometida".